El chef Javier Muñoz-Calero se define como "humilde, algo loco y anárquico". Amante de los retos, andaba dando forma a su restaurante, Ovillo, cuando la Covid vino a estropearlo todo. Han sido seis meses de parón, toda una eternidad, pero hace unos días se puso de nuevo la chaquetilla. No hay tiempo que perder. El sueño debe continuar.
Ovillo es su primer proyecto en solitario, un restaurante cargado de filosofía, una manera de entender la vida que pasa por que dedicarse a la hostelería no te robe el tiempo de estar con la familia, no te impida ir a las bodas de tus amigos o tener unos horarios razonables para vivir como una persona "normal". En resumen, que la conciliación sea posible.